Crecimiento de productos tecnológicos

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El abuso del término «IA» en marketing genera desconfianza y reduce la intención de compra, especialmente en mercados «mainstream». Más eficaz es centrar la comunicación en beneficios tangibles, evitando tecnicismos. La clave está en mostrar cómo la IA potencia al usuario, no en destacar la tecnología. Lo importante es el valor percibido, no la jerga de moda.

Con la incorporación de la IA a todo tipo de productos, términos como «impulsado por IA» y «copiloto de IA» se han vuelto omnipresentes en el marketing y se utilizan en exceso. En el post anterior pasamos revista a los resultados de un par de estudios que intentaban responder a la pregunta: ¿cómo influye el hecho de revelar que un producto está «basado en IA» en la intención de compra, disposición a pagar, expectativas de prestaciones o confianza de los clientes?

Esos estudios revelaban que mencionar explícitamente el término «IA» afectaba negativamente a dichas variables. Aunque el concepto de Inteligencia Artificial está cada vez más de moda y es más popular en el panorama tecnológico actual, también trae consigo incertidumbres y aprensiones entre los clientes. Uno de los estudios mostraba que mencionar la IA tenía un impacto negativo sobre la intención de compra debido a que dicha mención reducía la confianza emocional de los clientes, y que este efecto era tanto más acusado cuanto mayor era el riesgo percibido del producto (por ejemplo, ese riesgo es alto en un equipo de diagnóstico médico).

Potenciado por IAPor supuesto, sólo se trata de las conclusiones de unos estudios, pero los resultados son reveladores. No es raro que la gente se muestre reacia a una palabra o frase una vez que entra en el territorio de la «palabrería de moda»… y la IA ha llegado sin duda a ese punto.

Irónicamente, los consumidores no parecían dudar en comprar estos mismos productos antes de que la IA se convirtiera en un argumento de venta principal, o incluso cuando la IA existía en un producto pero no era la característica más destacada. Los profesionales del marketing deberían tener en cuenta este comportamiento y profundizar en él para descubrir qué es lo que realmente inspira confianza a los consumidores a la hora de comprar y qué es lo que les importa a la hora de tomar decisiones de compra.

Si los clientes en general no responden positivamente a la etiqueta «IA», ¿por qué sigue siendo tan frecuente? La ciencia del comportamiento sugiere que se trata menos de las necesidades del cliente y más de presiones externas.

Los inversores y analistas suelen esperar que las marcas que apuestan por la IA generen expectación en el mercado e impulsen las valoraciones. Y el miedo a quedarse atrás con respecto a la competencia puede empujar a los equipos a hacer demasiado hincapié en la IA, incluso cuando se corre el riesgo de desconectar de lo que realmente importa a los usuarios finales: resolver sus problemas.

Algunas ideas para comercializar nuestra nueva funcionalidad de IA

La marca explícita con IA no es la única forma de vender nuestra innovación. Las conclusiones de los estudios apuntan a tácticas más inteligentes y eficaces basadas en la psicología del usuario y la ciencia del comportamiento.

A continuación repasamos algunas ideas de cosecha propia y otras extraídas de “Customers don’t care about your AI feature”.

La influencia del ciclo de vida del mercado

La compra de cualquier producto nuevo requiere una evaluación de riesgos y, hasta cierto punto, un acto de fe. En lo que respecta a la IA, si bien hay un segmento psicográfico abierto a la innovación tecnológica, hay otro que cree que la IA está causando más daños que beneficios o que tiene suficientes riesgos como para cuestionar sus ventajas; estas preocupaciones suelen ir desde que la IA tome decisiones que deberían requerir un juicio humano hasta temores sobre el uso indebido de datos. Incluso cuando se compra algo que aparentemente no tiene nada que ver con estas preocupaciones, como un televisor, estos temores subyacentes pueden influir subconscientemente en los consumidores, haciendo que estén menos dispuestos a comprar productos con la etiqueta «IA».

Es importante recordar que no todo el mundo es un tecnólogo a la hora de innovar. Oír hablar de tecnología revolucionaria hace que algunas personas piensen en escenarios distópicos en lugar de en un futuro en el que la tecnología mejore sus vidas y cree un mundo mejor.

Le cuestión debería ser: ¿Estamos vendiendo nuestro producto en el early market o en el mainstream market? ¿Estamos tratando de alcanzar nuestro encaje producto-mercado, vendiendo de manera oportunista nuestro producto -todavía incompleto- a clientes Entusiastas de la Tecnología y Visionarios? ¿O estamos abordando ya el mercado de los clientes Pragmáticos y Conservadores, que sólo se conforman con una solución completa y probada?

Porque, si estamos en el primer caso, mencionar explícitamente a la IA puede resultar no sólo tolerable, sino atractivo, para esas audiencias. Efectivamente, los clientes Entusiastas de la Tecnología pueden comprar nuestro producto (si tienen presupuesto) sólo porque está basado en la última tecnología y les da la oportunidad de experimentar con ella. Y los Visionarios pueden aceptar el riesgo de esa nueva tecnología si a cambio el producto les ayuda a mejorar radicalmente su negocio y a conseguir ventajas competitivas.

Por el contrario, en el mainstream market, los clientes Pragmáticos y Conservadores son más sensibles a los temores, incertidumbres y dudas creados por la IA y tal vez deberíamos optar por un posicionamiento y unos mensajes menos explícitos.

Obviamente, para escalar nuestro negocio tendremos que ir más allá del early market, con lo que las enseñanzas de esos estudios deberán incorporarse a nuestra estrategia para «cruzar el abismo» y conquistar el mainstream market.

Hablemos de valor, no de jerga

Volvamos a lo básico. Los clientes no deberían tener que descifrar cómo funciona nuestro producto; deberían entender al instante qué les aporta. En una clásica y acertada elección, Apple dio en el clavo cuando lanzó el iPod. En lugar de resaltar cuántos gigabytes de almacenamiento incluía, Apple fue directamente al cliente, prometiendo «1.000 canciones en tu bolsillo».

Canva dice que su función Magic Design ayuda a los usuarios a hacer diseños espectaculares sin esfuerzo. Su público no necesita «productividad potenciada por IA». Necesitan el resultado de esa productividad potenciada por la IA (la gente no quiere comprar un taladro de un cuarto de pulgada…). Del mismo modo, Notion hace en su marketing hincapié en los resultados, destacando el lema «Piénsalo. Hazlo». Esto no siempre significa que no podamos mencionar la IA, siempre y cuando también seamos claros en los beneficios tangibles en un lenguaje sencillo.

Hagamos tangibles las mejoras

La gente está cansada de promesas vagas como «mejorar la productividad» o «liberar la creatividad». En lugar de simplemente decirlo, demostrémoslo. Los números crean credibilidad, la especificidad genera confianza y los resultados medibles se recuerdan, especialmente si se complementan con una buena historia.

En lugar de afirmar: «Esta herramienta utiliza IA para revolucionar tu trabajo», probemos con: «Escribe tres veces más rápido» o «Ahorra 30 minutos al día en programación». El tiempo, el dinero o el esfuerzo ahorrado resuenan mucho mejor que un término de moda. Por ejemplo, GitHub Copilot destaca su impacto con «los desarrolladores están codificando hasta un 55% más rápido».

Contextualicemos y utilicemos una terminología con menos carga emocional

Al comercializar productos o servicios impulsados por IA, tengamos en cuenta la familiaridad y comodidad del público objetivo con la IA. Esto puede depender de la geografía y la cultura de nuestro mercado. Adaptemos los mensajes en función del riesgo percibido asociado al producto o servicio. Las ofertas de alto riesgo pueden requerir estrategias de comunicación más matizadas para fomentar la aceptación.

Podemos considerar la posibilidad de utilizar frases alternativas como «tecnología de vanguardia» o «tecnología avanzada», haciendo hincapié en las ventajas y características de las tecnologías de IA sin mencionar explícitamente la etiqueta «IA», lo que podría evitar asociaciones negativas y aumentar las ventas.

Aumentemos la confianza emocional

Aunque -dependiendo del contexto- podamos modular el uso de la etiqueta «IA» existen maneras de impulsar la confianza emocional de nuestros clientes y neutralizar los efectos de una posible disminución asociada al uso de esta tecnología:

Construir una imagen de marca más fiable

La marca es el recipiente que recoge las conexiones emocionales de nuestros clientes con nuestra empresa y producto. Construir una marca que les inspire emociones de seguridad y confianza, aplicando iniciativas de branding en nuestras actividades de generación de demanda, relación con los clientes, etc. o mediante brand marketing específico, aumentará la confianza emocional de los clientes en nuestros productos impulsados por IA.

Colaborar con partners acreditados en el mercado

Formar asociaciones o alianzas con partners que ya gozan de la confianza de los clientes puede hacer que estos se sientan más seguros y confiados a la hora de utilizar productos impulsados por IA.

Aumentar la transparencia y explicabilidad de la IA

La transparencia y la explicabilidad de la IA son cruciales para generar confianza en nuestros productos de IA, al permitir a los usuarios comprender cómo funcionan y por qué toman decisiones específicas. La transparencia y la explicabilidad mitigan las preocupaciones de privacidad y los riesgos asociados, al proporcionar orientación sobre la protección de datos personales y la evaluación de la privacidad.

Cuando tengamos que utilizar «IA», seamos cuidadosos

A veces, no hay forma de evitarlo: tendremos que utilizar «IA» para describir las capacidades de una nueva herramienta o funcionalidad. ¿Cuáles son esos casos? Algunas preguntas que nos ayudan a identificarlos:

  • ¿No hacer referencia a los aspectos del producto basados en la IA puede ser deshonesto o tergiversar la experiencia de alguna manera?
  • ¿Interactúa realmente el usuario con la IA en el producto (frente a la IA utilizada para procesos entre bastidores)?
  • ¿Puede la IA cometer errores que afecten negativamente a los clientes? ¿Necesitan saber que puede equivocarse?

Pero en esos casos recordemos que debe ir acompañada de un caso de uso claro o de una marca que conecte con las necesidades del usuario.

La marca de la IA debe ir más allá de anunciar la presencia de inteligencia artificial y, en su lugar, hacer hincapié en la relación complementaria entre la IA y las capacidades humanas (cómo hace que nuestro cliente salga favorecido, no que se sienta reemplazable).

Al comercializar lo que la IA puede hacer, la posición más fuerte es mostrar la IA como una herramienta complementaria que mejora y aumenta las capacidades humanas en lugar de sustituirlas. De hecho, estamos empezando a ver un cambio revelador en los mensajes, de «con IA» a «con un poco de ayuda de la IA».

Por ejemplo, Spotify AI DJ aprovecha la IA para crear selecciones de música personalizadas basadas en los hábitos de escucha y las preferencias. Al enfatizar el papel de «DJ», el mensaje conecta intuitivamente con los usuarios, permitiendo que la tecnología trabaje entre bastidores sin ser el centro de atención.

Una posible manera de implementar estas ideas consiste en elegir un nombre que exprese claramente el valor para el usuario (y que no incluya «IA»). Después, utilizar cuidadosamente «IA» en los materiales de apoyo para asegurarnos de que nuestros clientes encuentren una justificación a ese valor y sepan lo innovadores que somos.

Conclusiones

A medida que la tecnología se integra en más aspectos de los negocios y la vida cotidiana, mencionarla en marketing se está volviendo tan redundante como decir que su producto es «online» o «potenciado por la tecnología». Mencionar «Inteligencia Artificial» ya no es un elemento diferenciador.

La ciencia del comportamiento nos recuerda una dura verdad: los clientes no piensan como los profesionales del marketing esperan que lo hagan. No asocian automáticamente «IA» con «mejor». De hecho, algunos escépticos podrían suponer lo contrario. Aunque la IA pueda impulsar la tecnología subyacente, no siempre debería ser el titular (una noción que puede parecer contraintuitiva si estamos en Silicon Valley).

El valor real reside en cómo nuestros productos mejoran vidas, hacen el trabajo más eficiente y ayudan a los usuarios a alcanzar sus objetivos. Esta narrativa no se basa en palabras de moda, sino en comprender realmente las necesidades de los usuarios. Preguntémonos: ¿Me estoy basando en la «IA» como argumento de venta o estoy ayudando a los usuarios a ver cómo resuelvo sus problemas?.

Es hora de ir más allá de la etiqueta «IA» a la hora de elaborar nuestro posicionamiento. En su lugar, centrémonos en lo que más importa a nuestros clientes: los resultados que consiguen. Nuestros productos valen más que su componente de IA: se definen por su impacto. Los usuarios no recordarán nuestro producto como «impulsado por IA». Recordarán cómo ha mejorado sus vidas.

El post “Cómo comunicar tu nueva funcionalidad de IA” se publicó primero en “Marketing & Innovación”.

[¿Quieres aprender a aplicar estas ideas en tu empresa? Nuestros talleres sobre Marketing estratégico para empresas tecnológicas y Product Marketing de productos tecnológicos te pueden ayudar.]

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Muchas empresas están incorporando funcionalidades de IA a sus productos para hacerlos parecer más innovadores y valiosos. Sin embargo, recientes estudios muestran que hacer patente que un producto está «impulsado por IA»  puede tener efectos negativos en la mayoría del mercado y reducir la intención de compra y las expectativas de prestaciones de nuestro producto.

Seguimos hablando del desarrollo de productos basados en IA, ahora respondiendo a una pregunta clave: ¿a nuestros clientes realmente les importa?

La IA existe desde hace décadas en entornos empresariales y de consumo, y suele ejecutarse en segundo plano en sistemas y programas que utilizamos a diario. Pero no ha sido hasta hace poco, cuando herramientas de IA generativa como ChatGPT han ganado terreno entre los consumidores, que la IA ha pasado a ocupar los titulares de actualidad.

Esta popularidad, impulsada por la IA generativa, ha hecho que casi todas las empresas destaquen cómo utilizan o planean utilizar la IA. Las empresas se están apresurando a comercializar sus productos como «impulsados por la IA» porque, en las primeras fases de un nuevo ciclo tecnológico, la mera mención de la nueva tecnología tiende a aumentar las valoraciones y atraer a nuevos inversores. Es curioso ver cómo las nuevas funcionalidades y características basadas en IA florecen en todo tipo de productos hardware y software:

  • Como estrategia ofensiva: la IA permite hacer cosas que antes eran imposibles y resolver problemas de mercado que antes eran impensables. Esto puede otorgar ventajas competitivas tanto en valor aportado, funciones y características como en posibilidades de comunicación (imagen de innovación, encaje con el zeitgeist). Incluso puede ayudar a atraer inversores.
  • Como estrategia defensiva: ciertamente, si todos los competidores están incorporando funciones de IA y el mercado lo da por descontado, si nosotros no lo hacemos nos podemos quedar en desventaja competitiva en los ámbitos mencionados.

Como consecuencia, hemos visto cómo las empresas revisaban sus estrategias de marketing y, en lugar de limitarse a vender aplicaciones, ordenadores, teléfonos y televisores, empezaron a poner a la venta «aplicaciones con IA», «ordenadores con IA», «teléfonos con IA» y «televisores con IA». Y aunque vimos los resultados de estos esfuerzos en lo que respecta al interés de los inversores, no está clara la eficacia de este marketing de IA a la hora de vender.

Con la IA más allá del estado de palabra de moda y acercándose peligrosamente al cliché, vamos a dedicar a este tema éste y el siguiente post.

Imaginemos que nuestra empresa libera una nueva funcionalidad de IA en nuestro producto. Todos han trabajado muy duro durante los últimos meses para definir, diseñar, implementar y probar esta nueva función. Estamos entusiasmados con el lanzamiento, pero ahora tenemos que tomar una decisión: ¿Hasta qué punto revelamos que estamos utilizando IA? Estamos considerando una página de aterrizaje de marketing que titula con «AI-powered» o «AI-enhanced». ¿Deberíamos hacerlo?

Podría parecer que cuanto más destaquemos la IA, más innovador y valioso parecerá nuestro producto. Al fin y al cabo, es una estrategia que todo el mundo está utilizando. Y añadir IA al nombre de nuestro producto parece una forma segura de hacer que nuestra empresa y su producto parezcan estar a la vanguardia de la innovación.

Pues resulta que esto no es necesariamente cierto. De hecho, como veremos a continuación, algunas recientes investigaciones han puesto en duda esta suposición.

Un estudio en el mercado de consumo

En su artículo “Adverse impacts of revealing the presence of “Artificial Intelligence (AI)” technology in product and service descriptions on purchase intentions: the mediating role of emotional trust and the moderating role of perceived risk”, M Cicek, D. Gursoy y L. Lu describen los resultados de un estudio que investigó cómo la mención explícita de la «Inteligencia Artificial» (IA) en las descripciones de productos y servicios influye en el comportamiento de los consumidores. Los investigadores realizaron encuestas a más de 1.000 adultos en EE.UU. que incluían preguntas sobre diversos productos y servicios, como televisores, coches, móviles, frigoríficos y servicios de atención al cliente.

Los participantes fueron expuestos a descripciones que mencionaban la IA o utilizaban términos alternativos más genéricos como «nueva tecnología» o «tecnología avanzada». Por ejemplo, en un experimento se presentaron a los participantes descripciones idénticas de televisores inteligentes, con la única diferencia de que en una se incluía el término «inteligencia artificial» y en la otra se omitía.

Los factores ocultos detrás de las dudas sobre los productos de IA

Cuando los consumidores compran un producto, especialmente un artículo caro, hay algo más en juego que la idea o el hecho de que el producto resuelva un problema o satisfaga una necesidad en la vida del consumidor. Entre bastidores, el comprador está evaluando el riesgo de comprar o cambiar a este nuevo producto. La confianza consciente, subconsciente y emocional son factores cruciales en este proceso de toma de decisiones.

Aunque la mayoría de las personas están de acuerdo en que la IA puede tener un impacto positivo en las operaciones y los procesos, se vuelven temerosas o escépticas en determinados contextos.

Estos contextos incluyen situaciones en las que sienten que sus datos podrían verse comprometidos o utilizados de formas que desaprueban, cuando consideran que la IA se puede equivocar o cuando se presentan cuestiones relacionadas con la moralidad y la ética.

Impacto negativo en la intención de compra

El estudio reveló que incluir el término «Inteligencia Artificial» en las descripciones de productos/servicios reduce la intención de compra en comparación con las descripciones que utilizan términos genéricos como «nueva tecnología» o «tecnología avanzada». Este efecto fue consistente en experimentos con productos como televisores, coches, frigoríficos y servicios de atención al cliente.

Papel mediador de la confianza emocional

El descenso de las intenciones de compra se debe a la pérdida de confianza emocional (sentimientos de seguridad, control y comodidad sobre el producto o la marca). La confianza emocional, que va más allá de la confianza cognitiva, es esencial para entender tecnologías sofisticadas como la IA, que implican un nivel de confianza más profundo e intuitivo que influye significativamente en la aceptación del consumidor. La confianza emocional en la IA es la variable intermedia que explica el mecanismo mediante el cual la mención de la IA influye sobre la intención de compra. Los consumidores perciben la IA como compleja, opaca o arriesgada, lo que provoca una disminución de la conexión emocional y de la confianza en el producto.

Papel moderador del riesgo percibido

El efecto negativo sobre la intención de compra es mayor en los productos de alto riesgo (por ejemplo, herramientas de diagnóstico médico, vehículos autónomos) que en los de bajo riesgo (por ejemplo, aspiradoras). Un mayor riesgo percibido amplifica la preocupación por la seguridad, la privacidad y el control, erosionando aún más la confianza.

Un estudio en el mercado de software empresarial

En el post “Customers don’t care about your AI feature”, Kristen Berman y su equipo de Irrational Labs describen los resultados de un estudio que intentaba contestar a una pregunta sobre el mercado de software empresarial: ¿Etiquetar un producto como «impulsado por IA» inspira confianza o interés, o corre el riesgo de percibirse como ruido de jerga tecnológica?

Para responder a esta pregunta, encuestaron a 767 usuarios de software empresarial y realizaron un experimento controlado. De los 767 participantes, el 73% tenía un título universitario o superior, el 48% eran hombres y el 60% ganaba más de 60.000 dólares al año (la renta media en EE.UU.).

A los participantes se les presentaron páginas de aterrizaje de cuatro productos de la vida real con funciones basadas en IA. En uno de los casos, las descripciones de los productos incluían de forma destacada términos como «impulsado por IA» o «IA generativa». En el otro caso, las descripciones se centraban en las características y ventajas sin mencionar directamente la IA.

Al comparar las respuestas de los participantes a estos dos enfoques, pretendían descubrir cómo influía el etiquetado explícito de la IA en la percepción de las prestaciones del producto, la confianza y la disposición a pagar.

El resultado fue que etiquetar nuestro producto como «IA» puede no ser el impulso que creemos que es. No genera necesariamente confianza, no justifica un precio más alto ni convence a los clientes de que funcionará mejor. Y si lo utilizamos de forma incorrecta, puede acabar haciendo lo único que ningún vendedor o product manager debería hacer: desanimar a su público.

El resumen de sus hallazgos es el siguiente:

Expectativas de prestaciones

En lugar de mejorar las percepciones, el término «IA generativa» redujo significativamente las expectativas del rendimiento potencial de un producto. Este descenso puede reflejar un escepticismo cada vez mayor debido a las decepciones más sonadas de la IA: herramientas que prometen demasiado y no cumplen lo prometido, como chatbots poco fiables o contenidos generativos mediocres.

Disposición a pagar

Etiquetar un producto como basado en inteligencia artificial no justificaba un precio más alto. Los clientes no estaban dispuestos a pagar más a menos que la herramienta demostrara beneficios claros y convincentes. No bastaba con incluir «IA» en la descripción para convencer a los usuarios de que desembolsaran más dinero.

Percepción de la confianza

El impacto en la confianza fue en gran medida neutro. Para la mayoría de las marcas, mencionar explícitamente la IA no aumentó la confianza del cliente en la fiabilidad de la herramienta.

¿La conclusión? La mención explícita de la IA no es garantía de éxito. No aumenta las expectativas de prestaciones, la disposición a pagar (en la mayoría de los casos) ni la confianza.

Un par de salvedades

Lo primero que cabe preguntarse sobre los resultados de estos dos estudios es si son fiables. Ambos están basados en encuestas de investigación tradicionales. Y, como hemos explicado muchas veces por aquí, los clientes tienen muchas dificultades para expresar sus opiniones sobre productos innovadores, que no conocen en profundidad. La verbalización consciente («lo que los clientes dicen») no es la mejor manera de investigar lo que los clientes piensan sobre necesidades anticipadas o inciertas y sobre soluciones nuevas o en evolución.

Además, ambos estudios se realizaron sobre una muestra aleatoria de la población bajo análisis, es decir, no se sobreponderó ningún segmento de perfil demográfico, psicográfico, comportamental, etc. En particular, en la muestra no hay una mayor proporción de entusiastas de la tecnología o de early adopters en general.

Sin duda eso afectó a los resultados de los estudios y debería tenerse en cuenta a la hora de comercializar una nueva funcionalidad de IA.

En el próximo post analizaremos las implicaciones de estos resultados para las empresas y cómo deberíamos comunicar nuestra nueva funcionalidad de IA.

El post “¿A los clientes les importa realmente tu nueva funcionalidad de IA?” se publicó primero en “Marketing & Innovación”.

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El lanzamiento de un producto no termina con las actividades que se realizan en el mismo «día del lanzamiento». Es necesario medir los resultado alcanzados, actuar sobre esas medidas y hacer lo posible por mantener el impulso que se ha generado, para que se traduzca en un impacto sobre el negocio.

Seguimos describiendo las actividades en el proyecto de lanzamiento de un producto, en este caso centrados en las del “día del lanzamiento” y en el período posterior.

“Día D” (y siguientes)

Durante la fase de pre-lanzamiento, habremos decidido en qué canales promocionar, habremos establecido relaciones con los socios que nos ayudarán a hacerlo y habremos creado los activos que atraerán la atención sobre nuestro mensaje en estos canales.

Lanzamiento realizadoLa fase de lanzamiento es simplemente la ejecución de toda la planificación. Esta fase es mucho más corta que la de pre-lanzamiento: puede durar un día o unas semanas, dependiendo del tiempo que se necesite para ejecutar las actividades programadas. Por ejemplo, si entre estas actividades está un roadshow de presentación del producto mediante eventos presenciales en varias ciudades, esta fase puede llegar a durar incluso varios meses.

Las actividades a realizar en esta fase son:

Activar las campañas en medios

Usar los medios online (email, buscadores, medios sociales) y offline (TV, radio, carteles publicitarios) programados, tanto propios como ganados y pagados, para comunicar el mensaje.

Comunicar a prensa e influenciadores

Aprovechar la relación que debemos haber construido previamente con ellos para comunicarles el lanzamiento. Una buena nota de prensa puede constituir una iniciativa muy valiosa.

Ejecutar nuestro evento (o eventos)

Desarrollar nuestro evento o serie de eventos, sean online o presenciales. Si es posible, contar con la participación de influenciadores o clientes reales (procedentes del programa beta) que le otorguen credibilidad e independencia.

Después de lanzar

Una vez puesta en marcha la máquina hay que ver cómo funciona.

Medir

No se puede saber si un lanzamiento fue exitoso sin métricas cuantificables. Siempre hay que hacer un seguimiento de los resultados para saber qué ha funcionado y cómo repetirlo en el futuro. Incluso si el lanzamiento no cumple con las expectativas, querremos ser capaces de rastrear dónde ha ido mal para poder corregir los errores en las próximas ocasiones. Aunque cada negocio tendrá diferentes KPI, estas métricas son algunas de las más comunes que nos darán una idea de si el lanzamiento de nuestro producto fue un éxito o no.

  • Ingresos: sabremos que el lanzamiento de nuestro producto ha sido un éxito si ha generado ingresos (especialmente si ha generado muchos).
  • Cuota de mercado: otra medida es el rendimiento de su producto frente a los competidores. Si el lanzamiento de su producto inspira a los clientes a elegir nuestra marca frente a la competencia, es una victoria.
  • Pruebas de producto: si ofrecemos pruebas de un nuevo producto, las inscripciones a las pruebas pueden indicar el interés en dicho producto y la tracción que ha tenido nuestro marketing de lanzamiento.
  • Leads generados: la generación de clientes potenciales es el primer paso para generar ingresos. Es posible que no se cierren todas las ventas ni se conviertan todos los clientes en el primer contacto, por lo que los clientes potenciales son un KPI que merece la pena para muchos lanzamientos de nuevos productos.
  • Uso del producto: en el caso de los productos basados en la suscripción, el uso por parte de los clientes es un indicador de éxito aún mayor que las pruebas del producto. Esto se debe a que, aunque los registros de prueba son una buena señal, no significan nada si los clientes nunca utilizan el producto. El uso del producto, por el contrario, nos indica que no sólo el marketing de nuestro producto es atractivo para el cliente, sino que el producto también satisface sus necesidades.
  • Retención de usuarios: si estamos lanzando una nueva función o capacidad, podemos medir el éxito del lanzamiento en función de si aumenta o no la tasa de retención de clientes. Cualquier empresario experimentado nos dirá que es más barato mantener a los clientes existentes que atraer a otros nuevos. Así que cualquier cosa que podamos hacer para mantener a los clientes contentos, y por lo tanto mantener nuestro negocio, beneficia a los resultados y bien merece nuestro tiempo y esfuerzo.
  • Métricas del canal de marketing: las tasas de apertura de los correos electrónicos, las tasas de clics y la participación en las redes sociales pueden indicar lo bien que está funcionando el mensaje.
  • Tráfico web: aunque no es un indicador de impacto sobre el negocio será interesante medir cómo cambia el tráfico de nuestro sitio web (y, con suerte, cómo aumenta) como resultado de los esfuerzos de lanzamiento del producto. Deberemos medir el tráfico de las páginas de los nuevos productos y de cualquier contenido relacionado con el lanzamiento.
  • Cobertura en medios: si estamos tratando de obtener cobertura de relaciones públicas, también querremos incluir las menciones de los medios de comunicación en los KPI de lanzamiento de productos. La cobertura de los medios de comunicación puede crear una conciencia continua (especialmente si el producto se menciona en contenido web que en sí mismo tiene un alto valor de búsqueda y, por lo tanto, es más probable que los clientes sigan encontrándolo a medida que pasa el tiempo). Si la mención también incluye un enlace a su sitio web, esto puede proporcionar dos beneficios adicionales. Puede convertirse directamente en ventas, y también puede contribuir a la autoridad de nuestro dominio.
  • Feedback interno y externo: es la métrica más nebulosa porque no es tan claramente cuantificable, pero no deja de ser importante. Debemos prestar mucha atención a los comentarios y a las tendencias. Ya sean positivos o negativos, los comentarios de los clientes y los empleados pueden ayudarnos a determinar si hemos logrado o no el objetivo de lanzamiento.

Actuar

Tan pronto como sea posible durante el proceso de lanzamiento debemos evaluar los resultados. ¿En qué estamos teniendo éxito y en qué está fallando nuestra campaña? ¿En qué erró la previsión? ¿Qué estamos aprendido?

Si notamos que no estamos obteniendo los resultados que deseamos, debemos estar preparados para hacer ajustes en nuestro plan para mejorar los resultados. Debemos evaluar el grado de consecución de los objetivos fijados para el lanzamiento. Por ejemplo, si nuestro objetivo era dar a conocer el producto y lo hemos conseguido, hemos tenido éxito, aunque las ventas iniciales hayan sido bajas. Si nuestro lanzamiento no cumplió sus objetivos, es posible que queramos evaluar la estrategia y hacer ajustes para futuros lanzamientos de productos.

Es imprescindible realizar una retrospectiva, reuniendo al equipo para discutir lo que todos aprendieron del lanzamiento y cómo se podría mejorar el proceso la próxima vez.

Además, hay que mantener y mejorar el producto después de su lanzamiento, teniendo en cuenta los comentarios de los clientes para mantener la adopción y la retención.

No perder el impulso

El lanzamiento nos ayuda a empezar a hacer girar la rueda de la demanda. Pero después hay que seguir empujando para que siga girando.

Debemos mantenernos activos en las redes sociales e interactuando con los clientes que mencionan nuestro producto y recogiendo sus comentarios. Y aceptando sus comentarios negativos sin ponernos a la defensiva.

Llegaremos a mucha gente con el lanzamiento, pero a menudo hacen falta varios puntos de contacto antes de que alguien se convenza de iniciar una prueba o solicitar una demostración. Asegurémonos de seguir haciendo avanzar a las personas que han levantado la mano como «interesadas pero no listas para comprar» por nuestro funnel.

Esto significa correos electrónicos de cultivo, pruebas gratuitas, demostraciones y seminarios web y actividades más detalladas y centradas en el producto. Preparemos material creativo adicional, como un vídeo más largo o publicaciones en las redes sociales que podamos utilizar después del lanzamiento. De este modo, dispondremos de nuevos recursos para compartir.

Y no podemos olvidarnos de formar a nuestro equipo de ventas. Pasará un tiempo antes de que todos los vendedores se sientan cómodos con este nuevo producto, por lo que es importante dotarlos de un completo material de ventas (vídeo de demostración, hojas de producto, etc.).

Y una vez que ha lanzado con éxito un nuevo producto, debemos centrar nuestra atención en la retención. Por lo general, el marketing puede desempeñar un papel más importante en la captación de nuevos usuarios, pero es importante trabajar con el equipo de producto para averiguar cómo se puede ayudar a mantener a esos usuarios.

Esto implica bucles de involucración en el propio producto y más educación continua, como seminarios web posteriores al lanzamiento, así como compartir estudios de casos e historias de éxito para mostrar a sus usuarios lo que pueden lograr con nuestro producto.

El post “Actividades del lanzamiento de un producto (2)” se publicó primero en “Marketing & Innovación”.

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El lanzamiento de un producto no se puede reducir a un conjunto de actividades tácticas concentradas en un “día (o evento) de lanzamiento”. Para encaminarlo hacia el éxito es imprescindible realizar con antelación un conjunto de actividades de preparación.

Una vez que estamos de acuerdo en qué entendemos por lanzamiento de producto y en cuáles son las bases que debemos tener afianzadas en nuestra empresa antes siquiera de plantearnos un lanzamiento, en éste y el siguiente post vamos a pasar revista a las actividades más importantes del lanzamiento, empezando por las preparatorias previas, pasando por el propio lanzamiento y terminando con las que debemos realizar para monitorizar sus resultados, tomar medidas correctoras si es necesario y evitar perder el impulso generado.

Antes de lanzar

Incluso desde varios meses antes de lanzar debemos emprender una serie de actividades preparatorias que encaminen el lanzamiento en la buena dirección. Si no, lo más probable será el fracaso del proyecto.

Objetivos de lanzamiento

Preparando lanzamientoLo más importante antes de lanzar un producto es fijar unos objetivos. Estos deben ser deliberados y ambiciosos y cumplir las condiciones SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y delimitados en el tiempo). Nuestro objetivo típico puede ser alcanzar un cierto volumen de ventas, pero en productos con ciclo de ventas largo es más útil fijar objetivos intermedios tales como conocimiento del mercado, leads cualificados o registros en la versión gratuita del producto.

Fijar objetivos puede ser complicado especialmente en productos donde no disponemos de benchmarks o datos de referencia. En esos casos puede resultar conveniente fijar un objetivo “techo” como aquél que se lograría si todo fuera perfectamente bien.

Estrategia de lanzamiento

La estrategia de lanzamiento consiste en cómo queremos adaptar o particularizar la estrategia comercial y de producto con vistas a este lanzamiento:

  • Qué alcance queremos darle en cuanto a segmentos objetivo: aplicaciones, industrias, zonas geográficas, perfil de adopción de la innovación de los clientes, etc. Por ejemplo, decidimos que vamos a lanzar sólo al segmento de early adopters en USA.
  • Cómo adaptamos nuestro posicionamiento y mensajes para abordar los segmentos del punto anterior: valor que queremos vender, diferenciadores que queremos resaltar, historias que queremos contar.
  • Precios: condiciones especiales de precio aplicables durante el lanzamiento, por ejemplo, promociones o descuentos.

Clientes de referencia

En muchos tipos de productos-mercados la venta es una cuestión de credibilidad. Por eso es importante alinear con vistas al lanzamiento un conjunto de clientes, usuarios actuales del producto, que nos sirvan de referencia ante los potenciales interesados que van a llegar. Estos clientes pueden provenir del programa de beta del producto.

Influenciadores y medios

Es muy importante desarrollar y cultivar, antes del lanzamiento, relaciones con analistas, periodistas, blogueros y todos aquellos amplificadores e influenciadores en nuestra industria que puedan hacerse eco del futuro lanzamiento.

Para ello tenemos que involucrarlos con nuestras historias y contenidos, de modo que les resulte interesante y valioso publicar sobre nosotros.

Comunidad

Es importante atraer nuestra propia audiencia antes del lanzamiento: personas en nuestro mercado que nos han dado su consentimiento para que les enviemos información. Para ello tenemos que capturar los datos de contacto de las personas que han participado en nuestros eventos o consumido nuestros contenidos. Y debemos crear nuestras cuentas corporativas en medios sociales y desarrollar nuestra red de seguidores en dichos medios, participando en la conversación social acerca de los problemas de los potenciales clientes en nuestro mercado o las necesidades que resolvemos.

Desarrollar una audiencia en sitios como Product Hunt, Hacker News o Quora es crucial para que cuando se anuncie el lanzamiento ésta se haga eco/distribuya/vote.

Contenidos

Es imprescindible desarrollar contenidos que informen de la novedad y que soporten el proceso de compra de los potenciales clientes. Desde estudios sectoriales que hacen patente el problema que se va a resolver a casos de éxito de clientes (beta), pasando por hojas de descripción técnica del producto. Todo ello para resaltar los beneficios funcionales, emocionales y de toda índole del producto, y sustentándose en los tipos de soportes y formatos que mejor ayuden a transmitir nuestros mensajes y contar nuestras historias: post en blog, videos, infografías, podcasts, publicaciones sociales, mensajes de correo, concursos, etc. Mención especial merecen algunas tácticas típicas de estos proyectos tales como la página de aterrizaje en nuestro sitio web a la que apuntarán nuestros anuncios, la nota de prensa que se distribuirá a los medios o los contenidos del/los evento/s de lanzamiento.

Canales y medios

Hay que formular un plan de medios antes de lanzar, para asegurar la distribución y amplificación de nuestros mensajes y contenidos. Además de los medios propios (sitio web, tiendas y eventos propios) y ganados (ranking en buscadores, seguidores sociales) puede resultar imprescindible complementar con medios pagados: publicidad en buscadores, medios sociales o medios tradicionales (prensa, TV), eventos ajenos, etc.

Infraestructura

Debemos asegurarnos de que el equipamiento y los sistemas que ejecutan todos los procesos de la empresa debe ser capaz de servir el previsible aumento de la demanda. Estamos hablando de nuestro sitio web pero también de nuestro e-commerce y, en casos de productos físicos, de nuestros sistemas logísticos (fábricas, almacenes).

Es imprescindible contar con los medios de monitorización y analítica de modo que se detecte inmediatamente cualquier fallo o falta de disponibilidad y se monitoricen tráfico y rendimientos.

Habilitación de la organización extendida

Debemos asegurarnos de que la organización extendida (interna y externa) está preparada para el lanzamiento, tanto desde el punto de vista de número de recursos (cantidad) como de su capacidad para hacer lo que se espera de ellos (calidad). No podemos permitirnos que los comerciales no sepan identificar oportunidades de venta para el nuevo producto o posicionar sus beneficios, que el personal de soporte no esté preparado para responder a preguntas sobre el mismo o que nuestros partners no sepan que el producto existe.

Los principales componentes de esta habilitación son:

  • Comercial. Contratación, formación y desarrollo de personal de marketing y ventas. Elaboración de material de soporte comercial. Definición de objetivos comerciales alineados con el nuevo producto y de incentivos para asegurarnos de que la organización lo “empuja” (y no permanece en su zona de confort de los productos familiares).
  • Soporte. Contratación, formación y desarrollo de personal de servicios y soporte. Elaboración de material técnico.
  • Partners. Reclutamiento y habilitación de partners y afiliados para que ayuden a promocionar el lanzamiento.

Planificación y programación del lanzamiento

Obviamente uno de los elementos más importantes a definir -alrededor del cual giran el resto de actividades- es la fecha de lanzamiento (“día D”) en el que se van a concentrar la mayor parte de actividades de comunicación. Esta fecha deberá tener en cuenta aspectos como los siguientes:

  • Disponibilidad del producto
  • Eventos externos importantes donde nos apoyaremos para comunicar esa disponibilidad
  • Estacionalidad del negocio

A partir de esa fecha se planifican y programan el resto de actividades. Las responsabilidades en el lanzamiento de los miembros del equipo deben estar claras, para asegurar el cumplimiento de los objetivos y que no se duplican esfuerzos.

En el próximo post cubriremos las actividades durante y después del lanzamiento de nuestro producto.

El post “Actividades del lanzamiento de un producto (1)” se publicó primero en “Marketing & Innovación”.

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El lanzamiento de un producto puede estar condenado al fracaso si antes no contamos con un producto completo y una estrategia de producto y comercial validadas en el mercado.

Estamos hablando de lanzamiento de productos (y aplicando un concepto restringido de lanzamiento) como una parte del ciclo de vida de nuestro producto que sirve de puente entre el desarrollo y la comercialización a escala y se compone de una serie de actividades cuyo objetivo último es comunicar la disponibilidad del producto e impulsar sus ventas. Siguiendo nuestra terminología, nos vamos a referir a lanzamientos duros de producto completo.

Bases del lanzamiento de productosEn este post vamos a pasar revista a una serie de elementos y actividades que en rigor no forman parte del lanzamiento pero que necesariamente deben existir para que éste pueda plantearse: los cimientos del lanzamiento.

Los cimientos de un lanzamiento de producto

Antes de plantearnos el lanzamiento de un producto deben existir (al menos en una versión mínimamente validada por el mercado) los siguientes elementos.

El producto

Esto es una obviedad, pero para un lanzamiento lo primero que debemos tener es algo para lanzar. Por “producto” aquí entendemos una versión validada de éste, es decir, que ya se ha comprobado su encaje producto-mercado (Product-Market Fit). El uso de experimentos de Producto Mínimo Viable (MVP) o el clásico programa de usuarios beta del producto pueden servir para ese fin. En lanzamientos “duros” no estamos buscando usuarios para una beta o tratando de descubrir errores de funcionamiento o aspectos mejorables. Queremos llegar al máximo del mercado objetivo posible para impulsar las ventas. Lanzar masivamente un producto inmaduro o con pocas probabilidades de éxito puede ser fatal. Debemos lanzar un producto cuya producción y comercialización hemos comprobado que vale la pena escalar mediante las actividades de descubrimiento y validación correspondientes.

Idealmente, como objeto del lanzamiento deberíamos contar con un “producto completo”: nuestro producto básico complementado con todo lo necesario (p. ej., servicios adicionales) para que los clientes del mercado mainstream tengan una razón convincente para comprar. Como mínimo, el producto debe venir complementado con toda su documentación, incluidas las notas de la versión, las guías de ayuda y de resolución de problemas, las preguntas frecuentes y las hojas de datos técnicos.

Estrategia de producto y comercial

Y, por supuesto, antes de lanzar debemos tener decidida la estrategia de producto y comercial (go-to-market). El lanzamiento no es el momento de empezar a definir la persona de comprador, el modelo de precios a aplicar o la posición que queremos ocupar en las mentes de los clientes. Todos estos componentes deben existir, al menos en forma de “tesis” mínimamente contrastadas en el mercado (y a falta de la validación definitiva, que ocurrirá con el resultado del lanzamiento) antes de empezar a lanzar. La planificación del lanzamiento debe alimentarse de esos análisis y decisiones previas. Algunos de los componentes principales de dichas estrategias son:

  • Segmentos objetivo: a qué segmentos del mercado nos dirigimos, tanto inicialmente como en subsiguientes expansiones.
  • Propuesta de valor y diferenciadores: cómo nuestro producto aporta resultados funcionales, emocionales y económicos a nuestro mercado y cuáles son sus diferenciadores respecto a competidores, sustitutos y otras alternativas.
  • Componentes de adoptabilidad, comprabilidad, crecimiento: qué características del producto van más allá de la mera satisfacción de usuario y ayudan a que sea adoptado por el mercado, a hacerlo más valioso para los compradores y a constituirse en un canal de crecimiento en sí mismo.
  • Packaging y modelo de precios: cómo la funcionalidad y la experiencia del producto se empaqueta en módulos, bundles, etc. Esquema de precios que encaje con el producto, el mercado y el canal para una máxima captura de valor.
  • Identidad, nombre, imagen del producto: que nos ayude a construir una vinculación emocional con nuestros clientes.
  • Personas de usuario y comprador, escenarios y viajes: modelado de los clientes objetivo mediante artefactos como personas (arquetipos) -tanto de comprador como de usuario- y sus escenarios de uso y viajes de compra.
  • Proceso de compra: especialmente en productos de compra organizativa y compleja es necesario saber cómo se orquesta la compra mediante la incorporación y participación de las diferentes personas y perfiles en una unidad de compra, las etapas del proceso, los criterios de evaluación y decisión, etc.
  • Posicionamiento: cómo queremos ser percibidos y qué lugar queremos ocupar en la mente racional y emocional de nuestros potenciales clientes y en comparación a otras ofertas alternativas. Muchas veces el “posicionamiento por defecto” (ese que el proveedor asume como obvio y de manera intuitiva) no es el mejor para construir preferencia por el producto. Debemos esforzarnos por conferir un posicionamiento deliberado al producto, incluso con un enfoque disruptivo que lo separe de la industris en su conjunto.
  • Mensajes: cómo desplegamos el posicionamiento elegido en slogans, temas e historias, para incorporarlos en los contenidos de cada actividad y campaña.
  • Proceso repetible de “fabricación de clientes”: aparte de un producto validado, un proceso replicable de generación de clientes es el otro resultado principal del encaje producto-mercado. Y, como hemos dicho antes, nuestro proceso de generación de clientes es mucho más que la descripción de un funnel de marketing y ventas. Nuestra fábrica de clientes debe dar respuestas a cuestiones como las siguientes: cuál es el mix más adecuado de Producto-Marketing-Ventas como motor de crecimiento, si deberíamos aplicar un alcance más amplio o más enfocado en nuestras iniciativas (“pescar con red o con arpón”), las etapas del proceso de generación de clientes, la responsabilidad de los diferentes departamentos de nuestra organización en éstas, las necesidades de información de los clientes en ellas, cuáles son los contenidos más adecuados para resolverlas, los incentivos y estímulos que debemos proporcionar a los clientes para que vayan avanzando entre etapas, la combinación inbound/outbound mas adecuada, el mix de canales propios/ganados/pagados a utilizar, etc.

Como estamos diciendo, todas estas decisiones deben tomarse (al menos en su primera versión) antes de plantear el lanzamiento del producto: éste será así un proceso que estará informado por dichas elecciones y estrategias.

Pero esto no quiere decir que no debamos estar preparados para responder y adaptarnos ante la verdadera reacción del mercado. Es posible que cuando empiecen a llegar clientes en un número significativo nos demos cuenta de que nuestro posicionamiento no es el más adecuado o nuestro modelo de precios crea demasiada fricción. En ese caso debemos iterar y refinar nuestros planteamientos, a fin de lograr un encaje óptimo.

En los próximos posts describiremos las etapas, actividades y resultados de lanzamiento de un producto.

El post “No pienses en lanzar tu producto sin antes tener estas bases” se publicó primero en “Marketing & Innovación”.

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El lanzamiento de productos es una ctividad primordial en empresas innovadoras pero no todo el mundo le da el mismo significado. Para empezar a entenderlo tenemos primero que acotar el concepto y descubrir sus diferentes tipos.

El lanzamiento de un producto es un proceso clave porque puede marcar su éxito en el mercado. Sin embargo, como ya decíamos aquí, es frecuentemente malentendido y son muchos los casos donde el esfuerzo y los recursos se concentran en un “día del lanzamiento”, olvidando las importantes actividades que se tienen que realizar antes y después de ese día, para darle impulso y continuidad al proceso y conseguir que efectivamente el lanzamiento sirva para estimular la demanda del producto. En esta serie de posts vamos a explicar el concepto y algunas buenas prácticas en el lanzamiento de productos.

Lanzamiento de productos

Qué es y qué no es lanzamiento

Lo primero que hay que decir es que existen diferentes conceptos de lanzamiento de producto. Según algunos, el lanzamiento abarca todo el ciclo de vida desde el desarrollo a la comercialización y posterior retirada del producto, y que empieza con la investigación de mercado inicial.

En mi opinión (y la de la mayoría de los que nos dedicamos a estos temas) este concepto es erróneo. El lanzamiento no es ni el desarrollo del producto ni la comercialización a escala y sistemática, sino el proceso que está en medio y sirve de “puente” entre ambas. La materia prima del lanzamiento es un “producto” (ahora explicaremos qué queremos decir) validado en el mercado desde el punto de vista de su CX, funcionalidad, características, precio y proceso de venta repetible, que valga la pena escalar en su producción y comercialización.

El lanzamiento es un proyecto de nivel eminentemente táctico cuyo objeto es:

  • Comunicar la disponibilidad con carácter general del producto
  • Estimular la demanda de dicho producto
  • Impulsar las ventas de dicho producto.

Esencialmente, lo que queremos es “prender fuego” a las ventas para que éstas escalen. Como dijimos en otra ocasión, el lanzamiento no es el final del desarrollo, sino el principio de las ventas.

Tipos de lanzamiento de producto

Existen varios tipos de lanzamiento de producto. Una primera clasificación se basa en el alcance del lanzamiento y distingue entre lanzamientos “duros” y “blandos” (hard/soft launch):

  • Lanzamiento duro o a escala completa: su objetivo es vender. Se refiere al concepto más habitual del lanzamiento, que se hace con un producto listo para la venta, intentando llegar al máximo del mercado objetivo posible y utilizando todos los recursos y canales necesarios (publicidad, relaciones públicas, analistas, etc.) Se trata de conseguir el máximo impacto y que las ventas se empiecen a mover rápido.
  • Lanzamiento blando o a escala limitada: se trata de un experimento cuyo objetivo es validar. Se realiza sobre un subconjunto del mercado objetivo y su finalidad es probar y obtener feedback sobre algún aspecto del producto o del propio proceso de lanzamiento. Por ejemplo, si quisiéramos hacer un experimento de MVP para validar el producto podríamos reclutar clientes haciendo un lanzamiento blando. O si quisiéramos hacer una prueba A/B sobre diferentes mensajes de lanzamiento. Sin embargo, esta nomenclatura ha quedado superada por la aplicación del enfoque científico del emprendimiento basado en hipótesis (lean startp, customer development). Podríamos decir que un lanzamiento blando es una especie de “Lanzamiento Mínimo Viable”. Este tipo de lanzamiento requiere una inversión comparativamente más baja.

Otra clasificación se basa en el objeto del lanzamiento y diferencia entre el lanzamiento de “productos” y de “features”:

  • Lanzamiento de producto: se lanza un producto completo, entendido como aquello que da solución a un problema completo del cliente. Un producto es algo más o menos autónomo y autocontenido, con su propia existencia y funcionamiento independientes (aunque pueda tratarse de un componente de una “suite” de productos). El producto puede ser nuevo para la compañía pero no para el mercado en el sentido de que ya existen productos competitivos. Este tipo de lanzamiento exige la máxima inversión en recursos y medios, para llegar al mercado objetivo.
  • Lanzamiento de feature: se lanza una funcionalidad, característica o prestación de un producto ya existente. Las features no son autónomas en el sentido de que forman parte de una entidad superior -el producto- y no existen fuera de él. Una nueva feature se puede lanzar por motivos ofensivos (porque es nueva en el mercado y puede proporcionar ventajas competitivas) o defensivos (para revitalizar un producto que se está quedando rezagado respecto a los competidores). Dependiendo de la entidad, valor y novedad de la feature se puede optar por un lanzamiento limitado a clientes actuales del producto o uno con más alcance e inversión, intentando llegar a influenciadores, medios de comunicación, etc.

En esta serie de posts nos referiremos (salvo las excepciones que indiquemos) a lanzamientos duros de producto completo. Y vamos a empezar hablando de los “cimientos” de un lanzamiento (aquello que se da por descontado antes de empezar) y seguiremos por las actividades antes, durante y después del lanzamiento.

El post “Lanzamiento de productos: concepto y tipos” se publicó primero en “Marketing & Innovación”.

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Hasta hace muy poco tiempo, lanzar un producto consistía principalmente en una serie de actividades de comunicación y publicidad. ¿Cómo deberíamos lanzar nuevos productos en esta época de Marketing 2.0?

La idea sobre el lanzamiento de un nuevo producto a la que muchos profesionales del marketing han llegado (sobre todo si son “veteranos” del oficio) es que éste consiste principalmente en una serie de actividades tácticas de comunicación y publicidad: un gran evento, ruedas/notas de prensa, reuniones con analistas, un roadshow, campañas de publicidad, etc. El objetivo principal de estas actividades es comunicar a los diferentes agentes del mercado la disponibilidad con carácter general del nuevo producto, a la vez que empezar a transmitir su posicionamiento en relación a las necesidades de los clientes y los posibles competidores.

Sin embargo, esta visión tiene limitaciones. En realidad, el lanzamiento de un nuevo producto no es un evento, sino un proceso cuya finalidad es introducir dicho producto en el mercado de modo que se genere un impulso. ¿Un impulso para qué? Pues obviamente para que el producto se venda. El proceso de lanzamiento se inicia mucho antes de que se produzca esa comunicación de la disponibilidad general del producto (el “día D”, por así decirlo) y continúa mucho después.

Gran parte de los problemas en la comercialización de un nuevo producto se pueden achacar a un mal lanzamiento. En cuanto a los errores más habituales en el proceso de lanzamiento, antes del “día D” solemos olvidarnos de

  • Definir objetivos del lanzamiento, resultados deseados y métricas para controlar su éxito.
  • Nombrar un responsable claro de obtener dichos resultados.
  • Formular estrategias para que el lanzamiento tenga éxito – aspecto muy importante si el grado de novedad del producto es alto. Áreas a tener en cuenta: segmentos objetivo iniciales (techies/visionarios… o todo el mercado), precios (descremado/penetración), canales, etc. Por ejemplo, tal como hemos mencionado en otro post el hecho de que el nuevo producto se caracterice por unos intensos efectos de red introduce en el mercado unas dinámicas de realimentación que deberían tenerse en cuenta en la formulación de su estrategia de lanzamiento.
  • Obtener lo antes posible el feedback de los clientes sobre el nuevo producto, con el fin de reaccionar con antelación ante posibles problemas y crear unas expectativas realistas. Si no tenemos ninguna experiencia con los clientes antes del lanzamiento realmente no conocemos el mercado. Un programa de pruebas beta bien gestionado puede generar un grupo inicial de clientes satisfechos que nos ayude en las actividades de comunicación y sirva de referencia.
  • Construir la relación con medios, analistas y otros influenciadores (p.ej.: bloggers), a la vez que se van probando las tácticas y ajustando los mensajes.
  • Capacitar (formar, informar, incentivar, dotar de recursos) a la organización, tanto interna como al canal, para implementar las estrategias definidas y alcanzar nuestros objetivos.

Similarmente, después del “día D” solemos caer en errores que tienen mucho que ver con que nos olvidamos de que el lanzamiento no representa el final del desarrollo, sino el principio de la venta. No damos continuidad al proceso para aprovechar el impulso creado ni se “activa” el lanzamiento con las subsiguientes campañas de generación de demanda. En el colmo del despropósito, algunas empresas queman todo su presupuesto de lanzamiento en los fastos del día D pero se olvidan de los días E, F, G… y siguientes.

Como dice April Dunford en “Startup Launches RIP”, si tuviera que elegir entre probar mi producto con una serie de early adopters o mantenerlo oculto hasta que se hubiera anunciado oficialmente a la prensa, optaría por lo primero. Trabajar antes del lanzamiento oficial siguiendo las líneas que hemos esbozado en los párrafos precedentes tiene la ventaja de que nuestro producto estará preparado, dispondremos de un grupo de clientes activos dispuestos a hablar en nuestro nombre, habremos ganado a algunos analistas y bloggers para nuestra causa y tendremos relaciones con los medios que queremos que cubran la noticia.

Uno de los cambios fundamentales ocurridos en el lanzamiento de nuevos productos durante los últimos tiempos viene de la mano de los servicios y aplicaciones Web 2.0, que muchas veces se lanzan al público en general estando aún «en fase beta» (que a veces adquiere un carácter perpetuo) y con mucho camino por recorrer en cuanto a sus características y prestaciones. Obviamente, esta estrategia viene favorecida por el hecho de que dichos  servicios suelen ser gratuitos para el usuario final y eso ayuda a manejar sus expectativas. Lamentablemente, esta circunstancia no suele darse con otros productos tecnológicos: por lo menos yo no tengo conciencia de ningún fabricante de hardware o equipos que lanzara con carácter general un producto “en beta” y pretendiera cobrar por él…

Aunque no todo el mundo pueda lanzar su producto como si se tratara de un servicio Web 2.0, nada nos impide utilizar este tipo de tecnologías en nuestro lanzamiento. Especialmente, si somos una startup con un producto realmente innovador, nunca antes habíamos tenido en nuestras manos unos medios tan eficaces (y hasta cierto punto tan asequibles) como los nuevos medios sociales para abrir el diálogo con el mercado e ir “preparándolo” desde mucho antes del lanzamiento. A través de blogs, redes, marcadores y agregadores sociales, etc. el innovador puede ir “dando forma” al mercado, iniciando o participando en la conversación sobre el problema que su producto o servicio va a resolver, a la vez que se va definiendo el plan más adecuado para diseñar y suministrar la mejor solución.

Este post en «Marketing & Innovación»:

[El lanzamiento es uno de los retos principales en la comercialización de nuevos productos. Descubra en este documento cómo el lanzamiento de un nuevo producto tecnológico es un proceso en el que resulta primordial la comunicación con el mercado.]

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A la hora de comercializar un nuevo producto suele pensarse que los usuarios expertos de productos similares son un blanco inicial más asequible. Esta idea se basa en la estrategia habitual de dirigir inicialmente el nuevo producto a aquellos segmentos de clientes con menor resistencia a adoptar la innovación y por el hecho de que estos clientes innovadores suelen ser a su vez usuarios intensivos y expertos de esa o similares categorías.

Sin embargo, aunque esto pueda ser cierto en el caso de innovaciones continuas o incrementales (y entonces estamos hablando de usuarios expertos de básicamente la misma categoría que el nuevo producto), puede no serlo en el caso de innovaciones discontinuas.

El trabajo “Entrenched Knowledge Structures and Consumer Response to New Products”, de C. Page Moreau, D. Lehmann y A. Markman, presenta varios estudios realizados sobre innovaciones en diversas categorías de producto (cámaras digitales, automóviles eléctricos) que muestran el papel que el conocimiento y experiencia previas del consumidor en categorías relacionadas tiene en el desarrollo de preferencias por parte de éste. El resultado es que la relación entre la experiencia y la asimilación de información sobre un nuevo producto es más compleja de lo que habitualmente se suele admitir y -como era de esperar- esa relación depende del grado de innovación.

Estos son los resultados más relevantes del trabajo:

  • En innovaciones continuas la experiencia previa en un dominio base que resulte familiar (p.ej., en el caso del coche eléctrico el dominio base serían los automóviles tradicionales) incide favorablemente en el desarrollo de la preferencia por el nuevo producto (entendida como comprensión y beneficios percibidos del mismo).
  • Por el contrario, en innovaciones discontinuas la experiencia previa en el dominio base influye negativamente en el desarrollo de la preferencia por el nuevo producto. Esto se explicaría porque las estructuras de conocimiento sobre dicho dominio base que están atrincheradas en la mente del consumidor crearían resistencia para la comprensión del producto y la percepción de sus beneficios.
  • Complementariamente, en innovaciones discontinuas la experiencia adicional en otros dominios relacionados con el producto se añade y modula la influencia de la experiencia en el dominio base para facilitar el desarrollo de preferencias. Por ejemplo, en el caso de cámaras digitales un experto en cámaras tradicionales (dominio base) que además lo fuera en informática personal (dominio secundario) tendría menos resistencia a adoptar la innovación discontinua.

Estos descubrimientos tienen consecuencias muy importantes en aspectos como la segmentación y la identificación de clientes innovadores. Uno de los resultados del estudio es que los consumidores con un conocimiento bajo sobre cámaras convencionales pero alto en informática son los más propensos a comprar una cámara digital, mientras que aquéllos con un conocimiento alto sobre cámaras pero bajo en informática son los más reacios a adoptar esta innovación. Por lo tanto, anunciar una cámara digital en una revista de informática personal sería más eficaz que hacerlo en otra para aficionados a la fotografía tradicional.

Pero la conclusón más importante es que en el caso de innovaciones discontinuas es necesario reexaminar la idea de que lo mejor es vender inicialmente el producto a usuarios «expertos».

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El lanzamiento de nuevos productos se suele ver lamentablemente como una serie de actividades tácticas (contactos con medios, publicidad, habilitación del canal, …) que frecuentemente ignoran el carácter más o menos innovador del producto y nos hacen olvidar la perspectiva estratégica (más importante para los objetivos finales de éxito en el mercado y rentabilidad y, desde luego, mucho más difícil).

En este post vamos a hablar de estrategias de lanzamiento de productos innovadores, y especialmente de aquéllos caracterizados por externalidades o efectos de red (como es el caso de muchos productos basados en tecnologías de la información y la comunicación: software, servicios de telecomunicaciones, …).

Recordemos que las externalidades de red se producen cuando el valor de un producto para un (potencial) cliente aumenta cuando lo hace su base de usuarios (externalidades directas) o cuando la oferta de productos complementarios aumenta con la base de usuarios del producto principal (externalidades indirectas), generando un efecto de realimentación positiva en el mercado.

La experiencia y los enfoques convencionales de lanzamiento de nuevos productos prescriben estrategias habitualmente basadas en la gestión del proceso de difusión de la innovación, el targeting de nicho, el descremado (skimming) del mercado mediante precios basados en el valor, etc. Sin embargo, los productos caracterizados por efectos de red alcanzan el éxito por vías muy diferentes y las estrategias convencionales pueden resultar no sólo insuficientes, sino contraproducentes. ¿Por qué? ¿Cuáles son las estrategias de lanzamiento más adecuadas para productos con externalidades?

Y. Lee y G. Colarelli O’Connor proponen en “New Product Launch Strategy for Network Effects Products” un marco conceptual para este análisis y resumen algunos resultados muy interesantes. Para los autores, la clave está en el valor extrínseco que para el usuario poseen estos productos: además de un valor intrínseco -ligado a su funcionalidad y características- los productos con efectos de red poseen un valor extrínseco, originado en el exterior del producto, y ligado al tamaño y expectativas de crecimiento de su base instalada y a la disponibilidad de productos complementarios.

La conjugación de valor intrínseco y extrínseco crea nuevas dinámicas en el mercado y altera los patrones de respuesta de los clientes y es la que explica los efectos de captura (lock-in) de los usuarios y una evolución del mercado en la que el ganador puede no ser el que posea el mejor producto y sin embargo quedarse con todo el beneficio.

El artículo resume cómo las externalidades deben modular los diversos componentes de la estrategia de lanzamiento:

  • Aspectos tan relevantes como entrar el primero en el mercado (ventaja del primer entrante) o tener la mejor oferta (ventaja relativa de producto) siguen siendo importantes pero no son suficientes para ganar en un escenario con externalidades. Tanto el primer entrante como el mejor producto pueden acabar derrotados frente a un competidor que construya rápidamente una mayor base de clientes.
  • Las estrategias de precio son un área en la que los productos con y sin externalidades pueden diferir: para productos innovadores se suele recomendar una estrategia de descremado, con precios altos que resulten aceptables para el early market (menos sensible al precio) y permitan recuperar rápidamente la inversión. No obstante, en presencia de efectos de red dicha estrategia puede ser contraproducente porque ralentiza el desarrollo de la base de clientes. Es más recomendable una estrategia de precios de penetración (en último término, regalar el producto) que maximice la creación de valor extrínseco ligado a la base instalada.
  • El targeting es otra área de posible discrepancia. El enfoque tradicional orientado a nichos se justifica por los patrones convencionales de difusión de la innovación (innovadores, early adopters, early majority,…), pero en un escenario con externalidades estos patrones pueden no ser aplicables. En este caso, un targeting de masas puede proporcionar mejores resultados, al fomentar la base instalada y la realimentación positiva.
  • Otros aspectos como el bundling y el preanuncio de productos son más importantes en presencia de efectos de red, gracias a que permiten respectivamente desarrollar de manera simultánea la base instalada del producto principal y de productos complementarios y crear expectativas de un futuro dominio del mercado, todo lo cual refuerza el valor extrínseco para los clientes.

En cualquier caso, lo importante no es únicamente tener conciencia de estos efectos de red, sino gestionar estratégica y proactivamente el valor extrínseco de modo que cuando el mercado se oriente hacia un producto dominante, éste resulte ser el nuestro.

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Siempre ha sido difícil que los clientes adopten las innovaciones, pero esto está poniéndose cada vez peor… En un mundo tan interconectado como el actual, los mercados se comportan cada vez más como redes donde la gran interdependencia entre agentes (proveedores, clientes, competidores, partners, productos complementarios, etc.) está introduciendo barreras a la difusión de las innovaciones. En esencia, los mercados tienden por su propia naturaleza a alcanzar un statu quo caracterizado por un cierto equilibrio en las expectativas y los comportamientos y si algo caracteriza a las innovaciones (debido a la discontinuidad que introducen) es que socavan ese equilibrio.

Cuando la adopción de un nuevo producto por un agente depende de su adopción por otros participantes, debe producirse una modificación de comportamientos en todo el sistema antes de que el cambio pueda tener lugar. Las palancas tradicionales que se utilizan para lanzar productos (enfoque en segmentos con potencial, propuestas de valor atractivas) no pueden asegurar que dicho cambio suceda. Si el marketing se concentra únicamente en cambiar el comportamiento de los early adopters pero no induce cambios de comportamiento entre los diferentes intervinientes, el mercado volverá a un status quo que se autorefuerza.

Para asegurar la adopción de un nuevo producto, el innovador debe analizar las causas del equilibrio actual y deconstruirlo cuidadosamente. A continuación, debe crear un nuevo statu quo consiguiendo que una gran parte de los participantes en la red elijan su producto como su nueva mejor opción. Para ello, el innovador debe orquestar un cambio de comportamiento a través de todo el mercado, de modo que un número suficientemente grande de agentes adopte su oferta o emprenda acciones que anime a otros a hacerlo. Pero ¿cómo conseguirlo? ¿Cómo convencer a todos los participantes de una red de que saldrán beneficiados si se adopta una innovación?

En “The New Rules for Bringing Innovations to Market”, Bhaskar Chakravorti aplica la teoría de juegos para darnos algunas claves:

  • Razona hacia atrás desde una situación de fin de partida deseada. Visualiza el final que deseas para el proceso, anticipa las respuestas y contrarespuestas de los otros agentes y a continuación desarrolla estrategias que sustenten ese resultado futuro.
  • Complementa a los participantes del mercado con mayor poder. Posiciona tu innovación como complementaria de las ofertas de los agentes más influyentes, de modo que ayuden a propagar las ventajas del nuevo producto.
  • Coordina los incentivos para el cambio. Alinea los incentivos para potenciales usuarios, distribuidores y otros agentes clave que los motive a optar por tu producto, de manera que cada uno salga ganando porque los otros lo adopten.
  • Mantén la flexibilidad. Diseña un producto y unos planes de marketing fáciles de adaptar.

En resumen, ninguna innovación es una isla y los directivos de marketing harían bien en concebir el proceso de difusión como el paso de una situación de statu quo a un nuevo equilibrio en el que la adopción de la innovación por unos agentes refuerza la adopción por parte de los otros.

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